Desmontando tópicos sobre Burgos y los burgaleses
Es verdad y lo sabemos. Burgos sólo sale en las noticias por el frío o la nieve, también tenemos fama de ser personas distantes y las terrazas de verano en las noches burgalesas son un acontecimiento extrordinario. Por ello, hoy hablaremos sin tapujos sobre tópicos. Imágenes preconcebidas de nuestra tierra, de nuestro carácter y de una climatología que ha marcado la percepción sobre la ciudad. Vamos a desmontar los tópicos sobre Burgos y los burgaleses.
Tópicos sobre Burgos y los burgaleses
En Burgos sólo hay dos estaciones
¿Qué burgalés no lo ha escuchado o lo ha contado como chascarrillo en conversaciones con amigos alguna vez? “En Burgos sólo hay dos estaciones: el invierno y la estación del ferrocarril”. Una simplificación de nuestro clima que, en ciertos años especialmente crudos, ha cobrado más vigencia que nunca. Y es que, aún en pleno mes de agosto, las cálidas noches de verano pueden llegar a ser una utopía. Nosotros siempre los avisamos, por las noches refresca. Y cuando decimos refresca nos referimos a que puede llegar a hacer un frío de narices.
La rebequita por si sale el norte
Sin duda, uno de nuestros preferidos. No es un mito, es una realidad y la consecuencia lógica de lo que acabamos de hablar. Allá donde vaya un burgalés jamás va a dejar en casa la rebequita por si sale el norte. Qué estáis de vacaciones en Sevilla a 40 grados a la sombra o en mitad de un campo beduino en el desierto del Sáhara, será muy fácil reconocer a un burgalés. No hay fallo, es aquel que lleve la chaquetilla a buen recaudo.
No es más que llevar nuestras buenas costumbres allí donde viajamos. Y lo tenemos que confesar, nosotros también lo hacemos. Ni el cambio climático puede con ello. ¿Acaso no conocéis el término abrigo de verano?. Dicen que se acuñó en Burgos hace muchos años… 😉
Los burgaleses son fríos como el hielo
Dicen que si te vienes a vivir a Burgos puede que en unos 10 años hayas conseguido que te acepten en una cuadrilla de amigos. ¿Mito o realidad?. Las generalizaciones siempre conllevan una simplicación de las circunstancias y, muchas veces, bastante injusta. Pero, de nuevo, hay que remitirse al clima. Es obvio, que las características climatológicas de un lugar forjan el carácter de sus habitantes. Eso sí, tenedlo claro. Cuando consigáis la amistad de un burgalés será para siempre.
En Burgos se habla el mejor castellano de España
Tierras del Cid Campeador, cuna de Castilla y de la lengua castellana. Tenemos un pasado histórico del que nos sentimos orgullosos y que hoy mostramos a través de nuestros mejores museos y monumentos. Se podría deducir que aquí se habla un castellano correctísimo. Y, en parte, así es. Pero no le pidas a un burgalés que distinga cuál es el uso correcto de los pronombres personales la, lo y le porque seguramente le explote la cabeza. Somos leístas, loístas, laístas y todo lo que acabe en ista. Y lo peor es que sólo nos damos cuenta cuando salimos de nuestra ciudad. Por favor, no nos tengáis en cuenta si hemos hecho mal uso de algún pronombre personal. Palabrita que no lo hacemos adrede. Nacemos y crecemos con esta confusión lingüística y no hay quien nos la quite de la cabeza.
¿Dieta mediterránea?
Si venís en busca de una dieta equilibrada y muy baja en calorías, en Burgos lo vaís a tener difícil. Llevamos nuestra queridísima morcilla de Burgos por bandera y, en ocasiones especiales, nunca falta un buen lechazo asado o un cocido contundente a base de alubias, tocino, morro, chorizo y otros condimentos. Platos típicos burgaleses que os recomendamos encarecidamente para vivir una experiencia completa en nuestra tierra. Eso sí, de vuelta a vuestros hogares id cogiendo cita en el gimnasio porque, seguramente, lo vais a necesitar.
Esta es sólo un resumen y una parodia de los mitos, generalizaciones y verdades exageradas sobre los burgaleses y nuestra querida ciudad. ¿Acaso decían que no tenemos el sentido del humor muy desarrollado?. Todo lo contrario, sabemos reirnos de nosotros mismos y estamos deseando compartirlo con vosotros. Aquí os esperamos. Y ya sabéis ¡que nunca se os olvide la chaquetilla en casa por si refresca!.
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